Diario





Diario: -¡Uihjao,iuhaja,iuhju! ¡Soy el diario de la página "diario"! ¿Quieres leerme enterito, enterito? Tengo información muy jugosa... todas las cosas que le pasan a Channy las escribe en mi, como si fuera un trapo limpia-mesas. ¿Eh? ¡No,no soy cejijunta! Es que Channy me pintó así sin querer ese rallajo encima de los ojos,simplemente eso... además, ¿a qué viene eso? Ay, es que de verdad, cómo está la viejitud de hoy en día... pues bien, como iba contando, Channy creó un diario (es decir, me creó a mi) para que en él pudiese desahogarse y escribir todo lo que le hubiese pasado ese día o esa semana.
Channy es muy especial y se ha puesto un límite: escribir cada viernes una hoja del diario. ¡Creedme, podéis encontrar información muy jugosa en mis páginas! Claro que, sólo si me leéis... ¿a qué esperáis? ¡Abridme y descubrid todos los secretos que guardo!


PÁGINAS DEL DIARIO:




Viernes 28 de Setiembre de 2012:
Querido Diario:
"Un día lluvioso, sí. Pero hay que recordar que, aunque cada gota que caiga se almacene como una lágrima en tu corazón, siempre regará esa flor marchita y algún día la hará florecer".

Esta mañana me he despertado enrollada en mis sábanas como un burrito mejicano recién sacado del microondas. 
Iba a ser el último día de la primera semana de instituto que pasaría en Animal Crossville, ¡y necesitaba hacer algo porque este día saliese mejor que los demás! 
Bajé por la escalerita de mi cama torpemente y abrí las persianas. Qué raro... hoy no había madrugado el sol para saludarme...Más bien me estaban saludando las espesas nubes grises que se alzaban gloriosas en lo alto de las copas de los árboles, amenazándome con truenecillos para indicarme que iba a llover. ¡Genial, lo que faltaba! Justo ayer mi alpaca Lechuga se comió los paraguas del paragüero de la entrada pensando que eran galletas gigantes de hierba y heno. Pero me tendría que apañar con alguna otra cosa...
Bajé a la primera planta por las escaleras de caracol, hacia la cocina. Allí me esperaba mi huroncillo Chibi, ¡no me podía ir sin darle su ración de huevos cocidos y cereales rellenos de verdura! Le serví la comida en un cuenquecillo azul de plástico, y en otro cuenco le eché un poco de agua. 
Cuando ya terminé de servirle el desayuno a mis 15 mascotas (excepto a Lechuga, la dejaría sin comida durante 2 días por haber engullido mis paragüas como si fueran galletas de fábrica), me dispuse a servirme el mío.
Abrí la nevera metálica, y miré un poco su interior hasta que localicé la botellita de leche.
Cogí un vaso de cristal, y eché lo poco que quedaba de leche en el recipiente. Agarré un taco de galletas que había en un frasco cercano y me acomodé en un sillón acolchado de la cocina mientras encendía la tele. 
Ya había terminado de desayunar cuando agarré la mochila y me dirigé al instituto. 
El camino estaba embarrado, lleno de charcos y de hojas secas descansando en el suelo. Hacía todo lo posible por ir por la zona de hierba, pero acabé manchándome las botas nuevas que me había dado mi padre como último regalo de despedida. 
Llegué al instituto, inundada por las miradas intimidantes de todos los animales del centro.
Me sentaba al lado de Zoilo, el único animal que me había acogido más o menos bien en el centro. 
-¿Bajamos a la cafetería y te presento a alguien que te podría caer bien, Channy?-me preguntó. Todavía recuerdo esas dulces palabras, sus finos colmillos manchados de mantequilla de almendra-huete, su aliento a carne podrida matinal, y sus ojos clavados en mi como cuchillas recién afiladas... sí, puede darle miedo a cualquiera con sólo oír esas palabras, pero no sé lo que me pasaba con Zoilo... sentía algo diferente hacia él, hasta el aspecto más espantoso que él pudiera tener a mí me parecía atrayente. No me importaba que fuese un zorro del bosque nórdico, o quizá una especie de ser vivo diferente a la mía, lo que de verdad me atraía era su forma de ser. Era alguien en quien se podía confiar, alguien carismático y valiente, pero a la vez blando y sentimental.
Bajamos a la cafetería del instituto. Un palomo viejo de ciudad, llamado Fígaro, se había instalado ahí y nos relajaba contándonos cosas. Sólo habían pasado 4 días desde que lo conocí, pero ya habíamos estrechado una pequeña relación amistosa. Me senté en un taburete, al lado de Zoilo.
Pedimos un café con leche de pichona, el tradicional de Fígaro. 
Al termiar los cafés, Zoilo me agarró de la mano y me llevó a una parte que nunca había visto en el local: el museo.
Había mucha gente contemplando exposiciones, algunos con portapapeles y cuadernos para tomar apuntes para trabajos, otros golpeando los cristales para burlar a los animalillos expuestos.
Todo iba bien, hasta que llegó el trío de las ardillas, o como las llamo yo: Las ardi-R (Repeinadas, Repijas y Recreídas). Cómo no, estaba la titiritera, Camila, y sus marionetas, Azabache y Dentina.
No me había dado cuenta hasta que pasaron por mi lado, empujándome para ver una absurda cucaracha. 
-¡Quita, hurara o como se llamen los de tu especie! ¡Quiero ver la cucaracha!-me dijo Camila.
Azabache y Dentina me sacaron la lengua, y Azabache me tiró una servilleta sucia a la cabeza, diciéndome a la vez:
-¡Tírala a la papelera! Como los humanos sóis tan "ecológicos", ¿por qué no contribuyes en algo?
Se empezaron a oír secas risitas por toda la sala. Zoilo me miraba con los ojos lastimosos, y llenos de furia a la vez.
-Dejarla en paz, ¿no? -dijo Zoilo.- No os ha echo nada. Sólo es una humana, ya está.
Pero Camila tuvo que estropearlo:
-Uy, sí, es verdad, no nos ha hecho nada la "hurara", ¿por qué no la dejamos...
-...la dejamos de lado a la humanita?-terminó Dentina.
Pasaron por delante mía barriéndome como si fuera un montón de basura. Todos empezaron a burlarse de mi, siguiéndole el juego al trío ardi-R. 
He vuelto con la cabizbaja a mi casa. A parte de esto, Zoilo se ha enfadado conmigo porque no he sabido defenderme, y ya sabemos todos muy bien que los animales sufren cambios muy repentinos... al igual que mi corazón. Las burlas no han cesado hasta que he vuelto a casa. A parte de que unos "esbirros" del trío ardi-R han colgado en el tablón de anuncios fotos embarazosas y artículos falsos y burlantes sobre mí, he tenido que cargar con algunos animales, como Antonio y Eustakio, que me han seguido hasta la mismísima puerta de mi casa para contarles a todos donde vivo. Y seguramente después utilicen esa información para fastidiarme...
Tengo que pensar en algún plan, intentar hacer amigos, apañarme como sea, acostumbrarme a las puyas de Zoilo y sus cambios bipolares...y buscar a alguien como yo, o al menos alguien con quien desahogarme y que me entienda... Con un poco de paciencia y maña a lo mejor consigo que el lunes me vaya mejor. ¡Hasta el viernes que viene, Diario! ¡Ya te contaré el avance la próxima semana!














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